Acabo de entrar a mi nueva oficina. La gente
comienza a girar sus cabezas. Por un momento me siento filmando un
documental donde toda una comunidad de suricatas se percatan de mi
presencia, sólo que algunas de ellas me ven como un predador invasivo
mientras que las demás no piensan que son suricatas sino las más feroces
de las pirañas.
Al menos eso es lo que imagino. Incluso se que es un 50/50 la
división de estas suricatas empresariales. Puedo identificar fácilemente
a las pirañas por sus miradas. Es curioso, no son vacías como las de un
pez. Son centradas como las de los felinos. En serio parece que en
cualquier momento van a saltar a mi cuello, lo cual arrunaría un par de
escritorios y computadores.
Las pirañas-felinas desearían ser como yo. Las suricatas
desearían ser como yo. Yo desearía ser como me ven, pero no lo soy. Soy
un engrane, un botón, una palanca. No existe ninguna relación entre lo
que hago y yo. Son solo cosas que hago, como respirar, respirar también
se me da muy bien.
El punto es que he comenzado a odiar a todas estas
suricatas. Inclusive a las que se creen pirañas-felinas. Sus vidas son
patéticas, concentran todo su esfuerzo en crecer en un trabajo que
odian. Inventan una vida perfecta fuera de estas cuatro paredes solo
para presumir entre si, pero la verdad es que les gusta ser suricatas
que solo levantan la cabeza cuando algo pasa porque no son capaces de
provocar que algo pase.
Menos él, el Buho. Le he llamado así por la creencia
popular de que los buhos son sabios. Se la pasa recorriendo la oficina,
parando en cada escritorio, extendiendo sus alas al máximo y penetrando
las mentes inocentes de los demás con sus ojos enormes. A él lo odio
más, su arrogancia es intolerable. Si alguien necesita un dato
innecesario sobre un deporte que nadie practica, que nadie ve, el esta
ahí. Extendiendo sus horribles alas.
La otra vez estaba hablando de música, de cine, de
literatura. Siempre pensé que era otra fantoche suricata que se inventa
datos para parecer interesante entre sus semejantes, pero con estos
temas en particular me di cuenta que el Buho no miente, todo lo que dice
es verdad. Debí llamarlo el Loro, está repitiendo cosas que escuchó
alguna vez, pero el Buho se ajusta mejor, porque al igual que el ave,
¡es estúpido! La gente no sabe que en realidad el noble animal es una
bestia de inteligencia limitada y que su aspecto de sabiduría es solo
una antropomorfización sin sentido.
Pero no miente. Todo dato que escupe es un dato real. Me
di cuenta que el es una copia al carbón mía. Soy igual a este espécimen
de oficina. ¡no puede ser!, a él todos lo odian, a mi no, es decir, en
esta oficina lo hacen porque me transfirieron hace poco, pero en mi
antigua sede no era así, todos me escuchaban atentos cuando yo...
extendía mis alas de escritorio en escritorio.
Maldita sea.
En realidad algo nos diferencia, soy más alto, más listo y definitivamente mi voz es mejor.
Maldita sea.
1 comentario:
muy bien chaval ....
Publicar un comentario