sábado, marzo 12, 2005

La Dueda

"Spica, rey de Elassaran, un joven descendiente de Mpl, gobernaba la zona norte de Nueva Antigua, una hermosa tierra llamada Elassaran, nombre derivado del elfico. Spica era alto y hermoso, fiero en la batalla y miembro de "La Agencia", jamás se supo algo acerca de su vida privada, La Agencia prohibía tales hechos, sus comandantes de guerra se limitaban a recibir ordenes y a escucharlo recitar en las horas libres de la vida, una de esas noches, Spica decidió cambiar los rumbos de las noches de otoño, decidió relatar historias diferentes, historias propias, las leyendas que había aprendido de su padre.

La gente aclamaba su capacidad para estimular los odios, su voz extremadamente suave, parecían susurros cantados por dragones, nunca nadie dejo de escucharlos mientras recitaba, y llegaban directo al oído traídos por el aire dulce de los árboles foráneos... fue así como Spica relato quien o que era MPL, según sus abuelos fue el quien logro a su vez destruir la humanidad y salvar al mundo, se dice que lucho contra La Presencia, dios principal de la raza humana, Spica sabia que esto era imposible, pero las leyendas cambian a medida que los ancianos mueren.

Spica relataba que MPL nació como un humano cualquiera, pero su alma era mas fuerte que la de los mismos demonios, jamás se supo como consiguió su fuerza o sus poderes, pero se relataba que era muy fuerte, extremadamente fuerte para los humanos, se creía que descendía de todas las razas, pero también se aseguraba que el les dio libertad en un mundo avanzado.

A medida que el néctar de azucenas era bebido por la guardia de Spica, el continuaba con sus relatos de la "vieja historia", de como los elfos volvieron, de por qué los orcos fueron liberados, y muchas suposiciones que se habían perdido en el recuerdo de los habitantes de esa era.

Grashim noto que su rey jamás se recostaba a una pared en el suelo del bar del pueblo de Ceran, y siempre miraba de vez en cuando sobre sus hombros, como esperando un ataque.

Grashim era el general de la guardia real, siempre atento de Spica cuando este se dejaba ver, el rey muy poco tiempo vivía en su castillo, y siempre salía solo, la guardia real en realidad era el ejercito de Ceran, y Grashim era el lord máximo del pueblo, Grashim se indagaba a si mismo por que Spica era un ídolo distante para ellos, pero de la misma manera compartía como uno mas en un bar del pueblo, donde todos pudieran escucharlo.

Spica ceso su relato y todo el mundo quedo enamorado del eco de sus cabezas, una y otra vez repasaban cada una de las palabras que su rey les había cedido, ese regalo que jamás volverían a ver, Spica era conciente de eso.

El rey se sentó en medio de la habitación, solo un cojín era su sustento, tomo su bebida y comenzó a disfrutarla, cada burbuja, cada aroma que irradiaba, y el alcohol subiendo por su sangre hasta su cabeza.

Los guerreros hablaban acerca de la música que inundaba la sala, era especialmente furiosa pero triste, cada uno abordaba un tema diferente respecto a esta, una vida comentada, un amor innecesario, siempre acompañando sus suaves letras por la estridente música.

Spica continuaba inmóvil en la habitación, solo sus ojos se movían, y tal vez era el único que notaba la verdad.

La sombra recorría el lugar, nadie la notaba, era poderosa y su intención era pasar desapercibida, Spica no sabia exactamente de quien se trataba, indago en sus recuerdos de los relatos ancestrales, y no encontró explicación alguna, el rey dudaba si en realidad venia por el, o era una alucinación, tal vez producto del néctar, tal vez producto de su dolor.

Spica era el nombre de una estrella perteneciente a una constelación ya olvidada en este tiempo, su padre le otorgo este nombre debido a un sueño que tuvo donde la verdad le fue revelada, Spica sabia muy bien de que se trataba todo esto respecto a el, su padre le relataba una y otra vez su magnifico sueño, donde se mostraba que el descendía de Mpl, y alguno de este linaje podría gobernar la tierra, pero también que cargaban con innumerables maldiciones, sin embargo los descendientes directos como el, jamás sufrieron estas maldiciones, su carne y sangre era inmune a ese mal, pues procedían del mismo.

Semanas mas tarde Spica arribaba a su castillo, había pasado 3 días en el campo de Freedamer decían algunos, a ciencia cierta no se sabia a donde marchaba, y mucho menos la razón de sus viajes, esta era oculta para todo el reino. El rey invito a su corte y guardia de nuevo al bar, esta vez simplemente se limito a escuchar declamar a sus hombres, y a admirar a sus doncellas realizando las danzas propias de su cultura, Spica sintió una inmensa fatiga de repente, su corazón latía muy lento, pero cada golpe, cada bombeo de ese músculo irradiaba una fuerza tal que su pecho parecía que estallara, Spica se sintió preocupado, se retiro al castillo, tomo su pluma y comenzó a escribir, escribía en su bitácora, pero ya no en verso, la prosa fluyo como un trago amargo que cae lentamente por la garganta, todos sus miedos fueron escritos en ese papel, el pecho no dejaba de arderle y cada respiro era doloroso, solo escuchaba sus latidos casi dejándolo sordo, y sus pensamientos eran suaves susurros que lo atemorizaban, pues parecían mas bien pensamiento ajenos a el, su mano escribía y escribía, sin entender por qué, de nuevo sintió esa sombra caminando a su alrededor, Spica lentamente trataba de observar a través de sus hombros, pero el dolor lo hacia ceder, y agachaba su cabeza contra el escritorio, una vez mas los latidos le hablaban.

Spica siempre pensó que su mente dominaría cualquier cosa, empezando por su propio cuerpo, puso su mano derecha sobre su pecho y apretó bastante fuerte, el dolor había desaparecido. Spica se levanto y marcho hacia el bar donde todos preocupados por su Rey imaginaban lo peor, sus corazones se vieron aliviados cuando su gobernante entro erguido por las puertas del bar, de inmediato Grashim pregunto cual era el motivo de su ausencia, Spica no contesto y calmo la ansiedad de su general con una suave caricia sobre la frente del guerrero.

Spica una vez mas se quedo inmóvil en el centro de la habitación, pidió su néctar de azucenas y proclamo que las actividades debían cumplir su misión, alegrarles la vida. Todo volvió a su relativa normatividad, hasta que en un momento dado, las velas bajaron su intensidad, y un vacío acogió a todos los manifestantes alegres del bar, Spica soltó su jarra y esta exploto, casi como su corazón debió hacerlo al sentir sendas punzadas que le quitaban el aliento, una oscuridad rodeo al rey, pero el sonido seguía igual, la música seguía su rumbo, las doncellas danzaban como las estrellas en el firmamento, y aunque todos tenían temor en sus entrañas, olvidaron al valiente rey que se debatía por averiguar que era lo que le sucedía. Spica relajo su mente, su cuerpo estaba dispuesto a dar la batalla, pero su mente era calma, como las aguas del lago Perén, y cristalinos también eran sus pensamientos.

"Háblame" pensaba el Rey. De inmediato escucho un susurro.

-Sabes a por que vengo?-
-Mi reino.-
-Error amigo mío, tu sangre-
-Jamás- susurro el rey.

-Es hora de pagar, es hora de devolver, tus ancestros han hecho mucho daño a mi raza, y muchas mas, no son héroes como crees, son los traidores, son los que causan este estanco en esta tierra, ellos fueron quienes atentaron en contra de la Presencia, impidiendo así su castigo merecido, levantaron la mano en contra de la mano que los creo, y ahora incluso nosotros sufrimos su abandono-
-Mi sangre no es lo que necesitas, mis ancestros ya no existen, no tengo penas que expiar-, el rey respondió con un súbito grito, que estremeció a todos en el bar, nadie entendía con quien hablaba, una gran sombra amenazo por la espalda la integridad del rey, llevaba una hoz enorme que resplandecía con la tenue luz de las velas, aunque esta imagen se formaba en los pensamientos del rey, nadie en la sala podía observar a la sombra.

-Te estas volviendo loco, o por lo menos eso piensan tus amigos que te ven hablar solo, aunque yo también creo que esta loco-
-Por que dices eso?- indago el rey a su compañera sombra.

-Por que muy a tu pesar, tus ancestros todavía existen, el gran Matthew yace en la meseta de Rakshenën, en las lejanas tierras de Agáralan-
-Matthew?- Su mente le abría paso a las historias de su abuelo, MPL, la M significaba algo, un nombre, el nombre de su antecesor hace ya mas de 8000 años.

-Así es amigo, y ahora vengo por tu sangre, quiere cumplir su cometido y vengo a cumplir mi destino-
-Toma mi vida y acaba con esto de una vez Muerte-
-Muerte?- Se mofo la sombra -Merezco eso- Luego desplegó su figura y ahora si todos pudieron verlo, un hombre hermoso de cabello negro, lacio hasta los hombros, con ropajes marrones, sujetando una larga hoz con mango de oro, y por ultimo la sombra de sus alas cubrió el bar entero.

-Por la Agencia, quien eres?- Pregunto con miedo Spica, nuevos recuerdos venían a el, nueva información, en si sabia por que ofreció su alma, pero no comprendía los motivos.

-Ariel de negras alas- Respondió el individuo que cubrió con sus alas a Spica y desapareció cuando la tenue luz de las velas se extinguió.

Spica yacía dormido en el suelo, se levanto, la gente lo miraba asombrados, Grashim se le acerco y se ofreció llevarlo hasta su habitación en el castillo, Spica no dijo una sola palabra durante el corto trayecto, y Grashim temía preguntar.

A la mañana siguiente Spica fue encontrado muerto en su recamara, lucia supremamente hermoso y su piel permaneció intacta, ni la muerte logro arrebatarle la belleza y lozanía, guerrero de innumerables batallas, ahora yacía muerto por que su corazón se detuvo a los 36 años, una carta sostenía con su dos manos firmemente, estaba escrita con su sangre.

"No luche en contra de un destino trazado, y ahora debo pagar por mis acciones.

Talanzica, de 15 años, es un alma pura, su sangre es santa y necesaria para efectos de resurrección, los seres de luz lo reclamaron como suyo, puesto que desciende del asesino del primero, el asesino de la triada, los seres pretenden reanudar el conflicto, y necesitan de los tres primeros, pero para reanimarlos a ellos, necesitan mi sangre, y mi sangre es Talanzica, jamás lo mencione por que erróneamente pensaba que podía esconderlo, la profecía proclamaba que su muerte provocaría nacimiento, me ofrecí a protegerlo, tal y como yo fui protegido, probando el acero del ángel de la muerte, así le aseguro a mi hijo una vida mas larga, unos instantes mas, no me importa sacrificar mi tiempo en este mundo con tal de verlo a el, luchar en contra de su destino"

Grashim asegura, que estuvo vigilando el cuarto del rey durante toda la noche, y jamás vio que se encendiera una luz. Nadie sabe donde moraba Talanzica, nadie supo de que murió el Rey, su cuerpo permaneció intacto."